Dr. David Urdaibay,
Psic. Diana Ramírez.
Nota sobre la metodología de este ensayo
El texto fue generado con apoyo de la IA (Inteligencia Artificial) Aithor.com en su versión gratuita. Esta aplicación está destinada a la creación de ensayos académicos. Dado que, en el modo gratuito, la cantidad de texto producido es limitada, se realizaron varias interacciones, basadas en el guion del primer ensayo solicitado (Bullying escolar), y los cuestionamientos y curiosidad personales. Una vez obtenidos “los ensayos parciales”, se procedió a su revisión e integración; se buscó evitar repeticiones, sintetizar la información o expandirla; incluir acotaciones y aclaraciones; y, por supuesto, las valoraciones personales. Ello implicó la rescritura “del texto integral”. En este breve experimento nos centramos en el entorno escolar, con la imaginación puesta en alumnos del nivel de primaria y secundaria. En resumen, está usted ante un ensayo inspirado por la mente humana; investigado a través de la IA (y por ende sin referencias bibliográficas explícitas); matizado, por un ser humano; es decir, un texto de “Inteligencia Mixta”.
Origen
El bullying escolar es un fenómeno de violencia que puede incluir conductas como: acoso, maltrato, y agresividad, y que ocurre en el ámbito escolar. Probablemente ha existido desde la creación de las escuelas como tales; sólo que ahora es un concepto que está de “moda”. El término fue acuñado en 1973 por Dan Olweus, en su investigación sobre la violencia y el acoso escolar. A partir de entonces, el término se popularizó y comenzó a ser utilizado en distintos campos, tanto académicos como sociales, para describir conductas de agresión repetida, intencional y sistemática. Y serán estas tres últimas características, las que definen la diferencia entre una agresión aislada y el bullying; algunos expertos, mencionan, además, la eventual presencia de un corro, que testifique la agresión.
Etimología
La palabra proviene del vocablo inglés «bully», que significa «matón» o «bravucón». El término ha sido adoptado en diferentes idiomas, y en español, solemos utilizarlo sin traducirlo, como equivalente del término castizo, acoso escolar. La popularidad y vulgarización del término, por una parte, ha contribuido a la evolución del concepto, el cual ha pasado, como hemos apuntado, del ámbito escolar a abarcar un amplio espectro de comportamientos agresivos en distintos contextos; y por la otra a la inclusión de nuevas variantes, tales como el ciberbullying. De ello resulta importante, establecer, en cada caso y con claridad, de qué forma se conceptualiza y entiende este constructo.
Posible origen
Dicho lo anterior, tendremos que asumir que los seres humanos somos entidades complejas, con, al menos, componentes biológicos, psicológicos, y sociales. Si nos detenemos por un momento en los aspectos puramente biológicos, podemos observar la violencia, como mecanismo para el establecimiento de jerarquías, suele estar presente entre los mamíferos gregarios, incluidos los grandes simios: chimpancés, bonobos, gorilas, y orangutanes, y nosotros como “parientes” cercanos (compartimos el 98,7, 98.7, 98,3 y 96,4% del ADN respectivamente), no somos la excepción. Así, el estudio de las conductas entre los grandes simios puede permitirnos comprenderlos mejor, al tiempo que podría arrojar luz sobre nuestras propias interacciones. La “sumisión” se refiere a un conjunto de comportamientos que utilizan para mostrar obediencia, respeto o sumisión hacia individuos dominantes o de mayor rango jerárquico en el grupo social; ésta puede manifestarse de diferentes formas: inclinar la cabeza, evitar el contacto visual directo, ofrecer alimentos o incluso realizar gestos de súplica. Probablemente el valor evolutivo de estas conductas estuvo ligado a su capacidad parara ayudar a mantener el orden y la organización dentro de los grupos sociales, al tiempo de reducir el conflicto y la agresión; ya que cada miembro sabe cuál es su lugar, y cómo se relaciona con los demás; evitando así, la necesidad de confrontaciones reiteradas.
Definición
Retomando el bullying, se caracteriza por un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima; y se presenta como un fenómeno reiterado y persistente; y con la eventual presencia de un corro. Y es precisamente en este sentido, la persistencia y la reiteración, que rompe con la mecánica asociada al establecimiento de las jerarquías entre los grandes simios. Así, parecería que tenemos algunos elementos para apuntar a que el bullying pudiera tener más componentes sociales que biológicos; y, en consecuencia, existe un potencial de actuación directamente ligado a la cultura, y por ende, la modificación de la conducta es verosímil en un plazo relativamente breve.
Tipos de bullying
El bullying se ha clasificado en varios subtipos, que no son mutuamente excluyentes, a saber:
Verbal: Se refiere a insultos, desprecios, burlas y chantajes verbales hacia la víctima, ya sea que ocurra en persona o a través de medios digitales.
Físico: Se refiere al uso de la violencia física y agresiones directas como: golpes, empujones, patadas, robos de pertenencias, y cualquier otro tipo de maltrato físico.
Psicológico: Incluye acciones como amenazas, exclusión social (entre otras: limitar o negar la participación, culpabilizar, o aplicar la “ley del hielo”), difamación, manipulación emocional, discriminación (vg: por orientación sexual, raza, creencias, grupo étnico, posición socioeconómica, etcétera), y cualquier otra equivalente.
Cibernético: Cuando ocurre a través de medios digitales.
El bullying puede ejercerse de forma directa, es decir, a través de las acciones del agresor mismo; o en forma indirecta, a través de una o más personas, comandadas, impulsadas o estimuladas por el agresor, para ejecutar dichos actos.
Prevalencia y características
La IA estima que el bullying alcanza al 30% de los estudiantes de primaria en la CDMX, en tanto que para las secundarias los sitúa en el 40%. Propone que tiende a incrementarse cuando aumenta el número de alumnos en el grupo. Por lo que se refiere a las diferencias entre géneros, establece que las mujeres tienden a experimentar mayormente el subtipo psicológico (emocional), mientras que entre los varones es más frecuente el subtipo físico. También se sugiere que los chicos tienen una mayor probabilidad de ejercer conductas de bullying en comparación con las chicas.
Efectos
En cualquiera de sus formas y circunstancias, el bullying escolar puede tener efectos emocionales, entre los cuales se podría presentar: la baja autoestima, depresión y ansiedad; manifestadas a través de conductas como: el bajo rendimiento académico, el aislamiento social, el desinterés, la rebeldía, etcétera. Dichos efectos pueden alcanzar tanto a las víctimas, como a los testigos, y eventualmente, al propio perpetrador.
En relación con el agresor, valdrá la pena tener en mente un par de aspectos: por una parte, también es un menor de edad; es decir, podríamos estar ante el caso de un chico que no haya logrado desarrollar las estrategias necesarias para regular sus emociones y controlar sus impulsos; lo que en general, podríamos apostar, puede ser producto de un acompañamiento afectivo inadecuado, de un hogar “desintegrado”, o de vivir en un ambiente violento, entre otras posibilidades. Por la otra, si entendemos que el síntoma es la mejor forma en la que la psique del alumno ha logrado “canalizar” una situación conflictiva; entonces parece claro que, el agresor enfrenta algún tipo de conflicto, y no ha encontrado una mejor trayectoria para “resolverlo” que agredir a otros alumnos. De cualquier manera, esto pudiera generar en él, por ejemplo, sentimientos de culpa y remordimiento; o bien, ser el medio para intentar “compensar” una autoprecepción de poca valía, o la incapacidad para establecer relaciones humanas significativas. Participar de manera constante en actos de acoso y maltrato puede considerarse como un factor de riesgo, ya que podría llevar a internalizar y “normalizar” patrones de comportamiento considerados socialmente como negativos; que, eventualmente, podrían conducir a encontrarse con “adolescente en conflicto con la ley”.
Factores de riesgo y protección
Dado la complejidad de la psique humana, no es posible establecer relaciones lineales para ningún fenómeno; intervendrán en el resultado elementos como: la resilencia, el estilo de afrontamiento, los estilos de acompañamiento e intervención, y un largo etcétera. Por ello, favorecemos el pensamiento del fenómeno bajo un enfoque de factores de riesgo y protección. Pero, por supuesto, los efectos del bullying pueden ser devastadores, llegando a afectar la salud mental de los involucrados. Dicho lo anterior, resulta evidente que la prevención e intervención ante el bullying escolar, es fundamental para crear un entorno seguro y saludable para todos los estudiantes. Esta tarea no se puede completar sin el concurso de toda la comunidad educativa: padres de familia, docentes, autoridades escolares, personal administrativo, y estudiantes; y eventualmente, se podría requerir de la participación de profesionales externos especializados.
Así podemos imaginar, la siguiente matriz, que nos ayuda a tener una primera conceptualización de cómo abordar el bullying escolar desde los roles de los adultos responsables más significativos:
Tabla 1. Roles de los principales adultos responsables en la detección y atención del bullying escolar
| Descripción del concepto | Padres | Maestros | Autoridad escolar |
| Identificar los signos del bullying | X | X | X |
| Establecer una comunicación abierta con los chicos | X | X | X |
| Brindar apoyo emocional y contención | X | X | X |
| Fomentar la empatía y el respeto hacia los demás | X | X | X |
| Enseñar habilidades sociales y emocionales | X | X | |
| Promover la autoestima y la confianza en sí mismo | X | X | |
| Creación de un ambiente seguro y respetuoso en el aula | X | X | |
| Establecer y evaluar políticas y programas de prevención y concientización | X | X | |
| Establecer consecuencias claras y consistentes para los comportamientos de bullying | X | X | |
| Incluir profesionales para abordar el bullying de manera integral | X | X | X |
| Monitoreo y registro de incidentes de bullying | X | X | |
| Capacitación del personal en detección y manejo del bullying | X |
Diagnóstico
Como hemos apuntado, el bullying puede manifestarse de diferentes formas, y los efectos pueden ser múltiples; una mirada atenta permite observar algunas indicaciones de la presencia del fenómeno: por ejemplo, las agresiones como golpes, patadas o empujones; suelen dejar algunas huellas físicas. Otra pista suelen ser los cambios repentinos en el estado de ánimo como: la aparición de tristeza, ira o irritabilidad. Una vertiente adicional es observar signos de depresión o ansiedad. Una actitud retraída, evitar las interacciones sociales, mostrar miedo o nerviosismo al estar cerca de ciertas personas; también puede ser un dato significativo. La exclusión social y el aislamiento de algunos alumnos; la modificación repentina de los resultados académicos, suelen ser indicaciones reveladoras. En casa, podemos apuntar: las dificultades para conciliar el sueño, las pesadillas recurrentes, el deseo de no asistir a la escuela, o el desinterés por la misma.
Para estar en posibilidad de brindar el apoyo necesario y, eventualmente, ayudar a las personas afectadas a recuperarse, tenemos que estar atentos a estos y otros signos físicos y emocionales. Así, por una parte, los síntomas descritos pueden tener diferentes etiologías, digamos: bullying, separación de los padres, muertes de personajes significativos (incluidas las mascotas), etcétera. Y por la otra, resulta esencial creer en la palabra de los chicos. En mi clínica he encontrado que, el daño causado por la incredulidad de una madre puede ser mayor que el efecto causado por la violación que sufrió la paciente. No obstante, la necesidad de creer en la palabra de los chicos, sabemos que es una actitud humana totalmente natural, ante un evento con posibles consecuencias, buscar posicionarnos de la “mejor manera” posible; es decir, podemos mentir, o adaptar los hechos. Por ello, puede resultar significativa la eventual participación de profesionales calificados en la interacción con menores, que permitan discriminar el origen de los signos detectados; y en su caso, contribuir al diseño de estrategias personalizadas para la atención del “problema”. Sabemos, por una parte, que un interrogatorio inadecuado puede llevar al establecimiento de falsos recuerdos, y por la otra, tenemos que la muerte de la mascota, o el acoso escolar, son situaciones con relevancias diferentes, pero que, en todo caso, deben ser adecuadamente atendidas. Así, es fundamental establecer un diagnóstico preciso. Y aunque bien dice el dicho: “De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”, los docentes, personal administrativo y directivo de las escuelas, por una parte, si bien tienen contacto cotidiano con los menores, no cuentan con una capacitación profesional que les permita realizar un diagnóstico clínico; y por la otra, al ser parte integrante del fenómeno, no necesariamente cuentan con la objetividad requerida. Lo anterior aplica no sólo al bullying, sino a múltiples “diagnósticos”, y en especial para aquellos que se han popularizado, digamos: TDA (trastorno por déficit de atención), depresión, bipolaridad, por sólo mencionar algunos.
Conclusión
En resumen, el bullying es un fenómeno social y multifactorial. Sabemos que existen diversos factores de riesgo y protección; entre los que, a guisa de ejemplo, podemos mencionar: las características del agresor, y la víctima, incluidos sus temperamentos y circunstancias; el entorno social y familiar; el tipo y organización de la institución educativa; a los que tendríamos que sumar un larguísimo etcétera. Así, ante la realidad del acoso escolar, desde los ámbitos de acción de los adultos responsables, es fundamental la observación atenta; propiciar un ambiente que posibilite sostener conversaciones individuales y productivas con los chicos; el uso de instrumentos específicos como encuestas y cuestionarios; el análisis de registros y documentación escolar; entre otros. Reiteramos, la prevención y atención del acoso escolar es responsabilidad de la comunidad educativa, por ello el concurso comprometido de todos y cada uno, desde su ámbito de competencia, y la inclusión de especialistas en la materia, parecen ser la única vía realista para enfrentar exitosamente el problema del bullying escolar.
Fuente de datos e información:
Inteligencia Artificial Aithor.com